Mi muro y opiniones de autoridades

domingo

Bien, conocer y emancipación en el diálogo de "República", de Platón



1. La idea suprema del Bien en el simil del sol ( Libro VI de "República) :

Vamos a comenzar por algo que Platón siempre presupone: las ideas son universales y, a la vez, se encuentran ordenadas jerárquicamente en el mundo inteligible, puesto que hay Ideas más generales de las que participan otras Ideas. Por tanto, las ideas más generales serían superiores a éstas, pues englobarían a más realidades que las segundas. Por ejemplo, la idea de animal es superior a la idea de gato, y la idea de viviente más general que la de animal. Pues, bien, la Idea que ocupa la Cúspide, el lugar Supremo, es la Idea del Bien. Sobre ella, esta alegoría dice que: " de él les llega el existir y la esencia, aunque el Bien no sea esencia, sino algo que se eleva más allá de la esencia en cuanto a dignidad y a potencia". ¿ Qué significa que la Idea del Bien se eleva más allá de la esencia?. Evidentemente, las esencias de las cosas siempre lo son las Ideas. Por tanto, lo primero que quiere decir Platón, es que la Idea del Bien es la Idea Suprema ( eso que yo llamo el Ser Absoluto). Pero, además quiere decir algo más: que todo lo que existe, en cuanto existe ( es) y es algo ( posee alguna determinación esencial), participa de esta Idea. Por eso, la Idea del Bien está por encima de toda esencia ( de todas las demás Ideas)y por eso, en EL PASAJE DE LA LÍNEA DIVIDIDA, Platón le otorgará otra denominación: " el PRINCIPIO SIN SUPUESTOS".

En la alegoría Platón nos dice que el sol es fuente de la luz que faculta al ojo para ver y a las cosas físicas para poder ser vistas, pero que también desempeña un papel muy importante en el desarrollo de todo lo que está sometido al devenir en nuestro mundo sensible. De la misma manera, la Idea del Bien, allá en el Mundo Inteligible, desempeña un papel semejante en relación con la parte superior de nuestra alma ( la razón) y en relación con aquellos objetos más verdaderos que son causa de todas las cosas ( Ideas)

¿ Qué es entonces la Idea del Bien? :

1.CAUSA DE LA COGNOSCIBILIDAD DE TODO SER: La Idea del Bien es la causa que vuelve “verdaderas”, es decir, inteligibles y cognoscibles a todas las demás cosas, empezando por todas las Ideas, que dependen del Bien para ser lo que deben ser. Por encontrarse el Bien en la cúspide del Mundo Inteligible, es el primer pincipio que ordena y unifica la comprensión de las Ideas.

2. CAUSA DEL CONOCIMIENTO RACIONAL: Es también la fuente de luz que ilumina al alma humana, al nôus ( inteligencia, razón ), capacitándola para que tenga verdadera ciencia o intelección ( noesis, es decir, aprehensión o visión racional de las Ideas). El Bien da la ciencia al alma en la medida en que sólo cuando la razón capta el primer principio absoluto del que todo depende, puede dar una explicación completa y sistemática para demostrar todas las demás verdades. Así, pues, el alma sólo alcanza la ciencia perfecta cuando ha alcanzado la visión del fundamento último de la totalidad de lo real: aquella Idea de la que todas las demás Ideas y cosas participan. Pero a ello sólo llega el alma a través de la dialéctica.

3. CAUSA DEL SER: Es, finalmente, el fundamento más radical y último del que depende en su ser y en su esencia todo lo que existe. La Idea Suprema del Bien es la causa última del ser y de la bondad parciales que poseen todas las cosas del mundo sensible

Pero, Platón no sólo nos dice que la Idea del Bien es la Causa del ser, del conocer y de la inteligibilidad, sino que añade algo más: por ser todo esto y por ser afín al alma inmaterial , es también en sí misma el objeto supremo del conocimiento racional: Es decir es la condición última de posibilidad de todo lo que existe y de la comprensión del sentido de todo lo existente. ¿ Por qué? Muy sencillo: Porque sin el Bien, nada quedaría fundamentado, nada sería cognoscible racionalmente, nada existiría. Todas las cosas dependen esencial y existencialmente del Bien. El Bien es el principio último ordenador y unificador de la totalidad de lo real y, por tanto, la primera y última causa sin la cual no es posible la perfección del verdadero conocimiento racional ( el grado superior de la "episteme", la "noesis"). Como "condición incondicionada de posibilidad" del ser y del conocer, Platón puede decir que la dignidad del Bien se halla por encima del ser y la esencia.


2. La trascendentalidad del Bien


En la filosofía elaborada por su discípulo, Aristóteles, "trascendentales" eran aquellos conceptos universales que correspondían a un orden superior a los géneros supremos, las categorías ( y , por inclusión, también a los géneros y las especies). Los trascendentales eran conceptos convertibles con el mismísimo concepto de " ser", un concepto muy singular, pues nada queda fuera de su extensión predicativa. Así, los conceptos trascendentales se predican de todas las cosas, sin dejar fuera ninguna de sus determinaciones específicas o particulares. En la tradición aristotélica la extensión del concepto de "ser" no se alcanza a costa de la reducción de su comprensión ( es decir, prescindiendo de las notas diferenciadoras que definen a las cosas reales hasta llegar a formar un concepto vacío de significación). "Ser" es lo que de modo radical, concreto y profundo capta en primer término la inteligencia que fija su atención en las realidades con las que nos encontramos en la experiencia vital. Y equiparables al ser, el intelecto humano forma también las nociones de " algo, uno, bueno, bello, verdadero, noble", que son trascendentales, pues convienen a todo cuanto es.

Indudablemente, la idea aristotélica sobre lo trascendental tuvo un precedente en Platón.

Las Ideas mantienen entre sí un orden de relaciones lógicas que Platón trató de averiguar. Unas ideas podían subsumirse lógicamente en otras más generales o universales. Esta relación jerárquica entre las Ideas le lleva a postular una cierta unidad en el ámbito del mundo inteligible: cada Idea participa de las situadas en un plano superior y, finalmente , todas participan de la Idea del Bien y, consiguientemente, todas se hallan unificadas mediante la Idea del Bien.

¿ Cómo debe entenderse que todas las Ideas participen de ( o se comuniquen con) las situadas en un plano superior? Tomemos el ejemplo de la “Idea de Caballo”. Tal Idea tiene entidad en sí misma, es decir, existe como una esencia subsistente, pero, a su vez, “la Idea de Caballo” “es” algo, por lo tanto participa de “la Idea de Ser”; es “una”, por lo tanto participa de la Idea de Uno, etc.

La Idea del Bien es trascendental, es decir, trasciende y se haya por encima de todas las demás Ideas, puesto que no depende de ninguna otra Idea superior y es el fundamento absoluto e incondicionado del que dependen todas las demás realidades, tanto las demás Ideas como las cosas del mundo sensible. Es, por tanto, la realidad suprema, el primer principio absoluto de la realidad o, como Platón le llama, “ el principio anhipotético” ( o sea, la condición absolutamente incondicionada de posibilidad de la totalidad de lo real y, por tanto, también del conocimiento racional ) 


Por tanto, SÓLO DESPUÉS DE HABER ALCANZADO ESTA VISIÓN DEL BIEN POR MEDIO DEL ASCENSO DIALÉCTICO PODRÁ LA RAZÓN TENER PERFECTA CIENCIA DE LA TOTALIDAD DE LO REAL.

Lógicamente, la pregunta que seguirá es: ¿ Cuál es el proceso por el que el alma va elevándose hasta la visión racional del Bien? Se trata de un proceso cognoscitivo por grados o niveles de menor a mayor perfección: Los grados del saber.

3. El camino del alma en la búsqueda del conocimiento del Bien: los grados del conocimiento .
¿ Cuál es, pues, el camino que ha de recorrer el alma para llegar al conocimiento de las Ideas?. Este camino del alma pasa por una serie de estadios o niveles de conciencia, de forma que cada nuevo estadio es un grado de saber más adecuado y perfecto. Platón distingue dos niveles principales en este camino del alma: la OPINIÓN ( DOXA) y la CIENCIA ( EPISTEME).

El primer momento es el de la opinión ( Doxa) , basada en la persuasión irracional originada ya por los sentidos, ya por la imaginación, y que se corresponde con lo múltiple, particular y contingente del mundo físico.

El conocimiento más perfecto no es el de la opinión ( acerca de las cosas que son imágenes imperfectas de las Ideas) sino la ciencia ( que es el conocimiento de las Ideas, las verdaderas causas de todas las cosas). El verdadero saber ( episteme) es un conocimiento obtenido mediante un método racional y consiste en el conocimiento del verdadero ser o las esencias inteligibles y eternas que hacen que las cosas sean lo que son. Estas esencias son las Ideas porque son los diseños inteligibles y universales de acuerdo con los cuales se pone orden en la materia, "dando ser" a las cosas.

El camino que tiene que recorrer el alma para pasar de la doxa a la episteme es un proceso educativo que culmina en la dialéctica, que es el método de la filosofía: el alma aprenderá a dirigir bien su mirada en la dirección correcta, apartándose de las apariencias sensibles y dirigíendose hacia los verdaderos objetos inteligibles, las Ideas. Al ascender cada vez más hacia el ámbito de lo inteligible y perfecto, el alma humana se va purificando y liberando de todo lo particular, contingente, sensible y corpóreo. Se capacita cada vez más para concebir lo universal y abstracto y, de este modo, desarrolla una visión cada vez más penetrativa, profunda y radical de lo esencial y verdadero: las Ideas . Este proceso requiere una preparación o entrenamiento: primero, la formación matemática ( que purifica el pensamiento para reconocer la existencia de entidades abstractas) y, después, la dialéctica ( que recorre el camino que lleva al conocimiento de todas las Ideas.


4. Los grados del conocimiento:

¿Cuáles son las etapas del saber ( teoría del conocimiento de Platón) y con qué tipo de realidades se corresponden ( metafísica de Platón)

La formación de la opinión

Las fases de la opinión son dos, de menor a mayor claridad: imaginación ( eikasía) y la creencia u observación ( pistis). La diferencia que existe entre ambos es que la imaginación sólo conoce de las cosas sus apariencias engañosas; mientras que la creencia se correspondería con un conocimiento de aquello que es más real porque es aquello de lo que las imágenes son imágenes. Es la misma diferencia que existiría entre quien cree saber cuando sólo juzga por apariencias, o de oídas, o a través de prejuicios o por erróneas creencias, y quien ya posee un conocimiento más adecuado de esas mismas cosas. El primero sólo trata con apariencias o imágenes, el segundo con realidades más verdaderas.

Esta fase, el paso de un pensamiento dominado por la imaginación, a su vez, esclava de las fuerzas inconscientes ( tanto internas, como los impulsos, como externas, como la presión social, la manipulación o la opresión política), a un pensamiento que procura contrastes objetivos ( o intersubjetivos, quizás), es el punto de arranque del proceso educativo. Pues la educación debe perseguir liberar la mente del hombre para ponerla en marcha hacia la búsqueda de la verdad del ser, pero para ello, antes, debe librar una batalla para conquistarse a sí misma, aprendiendo a dominar las pulsiones y presiones que la afectan, tanto desde las zonas más irracionales del psiquismo ( alma concupiscible), como desde el mundo exterior ( a través de las afecciones del cuerpo). Y para ello, será necesario no sólo forjar una voluntad constante y fuerte ( alma irascible), capaz de determinarnos para obrar correctamente, sino también desarrollar la parte más noble del hombre, pues es a la que le corresponde la cuasi "divina" función de gobernar y dirigir: la razón ( alma racional).

La preparación del alma racional requiere dar un paso más en el proceso educativo, un proceso que llevará desde el pensamiento centrado en lo concreto, lo particular, lo contingente, a uno cada vez más estrictamente abstracto, universal y necesario (EPISTEME) . Y para ello Platón ve imprescindible que la mente racional recurra a la ayuda que pueden prestar los métodos disciplinarios del pensamiento conceptual: el matemático y el dialéctico.

Los métodos disciplinarios del pensamiento racional:

La episteme ( el saber racional) está formada por dos fases o niveles: la dianoia o pensamiento discursivo y la noesis o inteligencia dialéctica. A esta última también la podríamos llamar visión intelectual. Hay mayor grado de perfección en el segundo que en el primero, no sólo porque el segundo da una explicación racional más universal de todas las cosas, sino también porque comprende o capta la naturaleza o el verdadero ser de los entes inteligibles ( sabe que son Ideas) y capta los vínculos de dependencia que une a todas las realidades con la Idea Suprema del Bien.

Platón establece una correspondencia de cada uno de estos grados de saber científico con un tipo de realidad inteligible: dice que el pensamiento discursivo trata sobre los objetos matemáticos y la inteligencia dialéctica trata sobre todas las Ideas y el vínculo que las une a la Idea del Bien.

A la primera forma de pensamiento racional ( dianoia) pertenecen las matemáticas y sus disciplinas auxiliares ( las demás "artes", como la astronomía, que es una aplicación de la geometría). Platón da gran importancia al estudio de las matemáticas porque cree que es una preparación del alma para progresar desde la opinión sobre lo particular, múltiple y cambiante hasta el conocimiento más perfecto de las esencias universales e inmutables ( Inteligencia). Pero la dianoia es un estadio intermedio entre la doxa y la más perfecta forma de episteme, que es la Noesis: así, pues, los filósofos han de pasar por el estudio de las matemáticas pero no se detendrán ahí pues tienen que ir más allá de las cosas matemáticas para tener la visión de las Ideas superiores en las que se fundamentan todas las demás cosas.


Las características que definen al pensamiento matemático :


1) El matemático siempre hace sus demostraciones racionales apoyándose en representaciones sensibles, concretas: dibujos, diagramas. Por ejemplo, para cierta demostración un matemático nos podría pedir que nos representásemos un triángulo dibujándolo en la pizarra...


2) En el conocimiento matemático no todo se puede demostrar, sino que hay que partir de ciertos supuestos abstractos que toman como principios evidentes sin demostración. Por ejemplo, que los números sean pares o impares, de que hay tres clases de ángulos, etc. En esta segunda característica nosotros tenemos que advertir un detalle importante: Platón quiere decirnos que la fundamentación de las matemáticas va más allá de la ciencia matemática misma, pues ésto es algo que sólo puede hacerse desde la filosofía, es decir, desde el pensamiento dialéctico, que fundamenta todo en las Ideas.


3) Aunque el pensamiento matemático parta de objetos particulares y concretos, las demostraciones matemáticas lo son de objetos inteligibles: una demostración matemática es siempre una verdad universal y necesaria. Por tanto, con la matemática captamos objetos inteligibles, modélicos, que pertenecen al ámbito inteligible u ordenador de lo real.

4) Este conocimiento es una fase intermedia entre la doxa y el conocimiento dialéctico superior: las verdades matemáticas deben ser fundamentadas por la filosofía, es decir, el conocimiento más perfecto de las Ideas , de las que deben depender las demostraciones matemáticos. Platón nos puede, pues, decir que el matemático - si no ha llegado aún a filósofo- conoce bien los números y figuras, pero TODAVÍA NO SABE CUÁL ES LA ESENCIA O NATURALEZA DE ESTOS OBJETOS: El matemático aún no sabe qué tipo de realidad tienen, NO SABE QUE LOS OBJETOS MATEMÁTICOS SON IDEAS O DEPENDEN DE IDEAS. A esto se llega con el siguiente nivel del saber racional: el pensamiento dialéctico ( noesis).


Características del saber dialéctico y filosófico ( noesis):
Quienes han alcanzado la ciencia matemática ya están preparados para poder seguir el camino de la dialéctica que es un pensamiento puramente abstracto y sólo sobre esencias puramente inteligibles y nada sensibles. La matemática ayuda a purificar el alma, pues faculta para el pensamiento abstracto y liberado de las cosas sensibles, lo concreto y cambiante, para dirigir la mirada hacia lo que sólo es inteligible, universal e inmutable: las Ideas en sí. Las características con que describe al pensamiento dialéctico ( en el que consiste la filosofía)son:

1) El filósofo ya desarrolla un pensamiento independiente de las cosas sensibles, pues capta lo que son sus causas inteligibles: las Ideas universales. Es un pensamiento de lo universal y abstracto. El filósofo mediante la dialéctica puede llegar a conocer la esencia que hace que las cosas sean lo que son.

2) Pero el pensamiento dialéctico pasa desde las ideas inferiores hasta una visión de una realidad ( Idea) superior, cada vez más universal, más inteligible, más fundante. Y esa búsqueda del fundamento último de todas las cosas la da la visión perfecta de la Idea del Bien: EL PRINCIPIO DE TODO, QUE ES EL FUNDAMENTO AUTOFUNDANTE, EL SER ABSOLUTO.

Este proceso que va de lo más concreto a lo más abstracto y universal es el momento ascendente de la dialéctica. Es el aspecto más conocido de ella ( como vemos en el mito de la caverna con el ascenso del prisionero liberado). Pero hay un segundo momento de la dialéctica:

3) Pero la dialéctica tiene un segundo momento que es un camino descendente. Pues, una vez que el alma posee la visión del Bien, del que dependen las demás cosas, el alma logra la perfección del conocimiento racional, pues es entonces cuando llega a comprender más plena y completamente " lo que verdaderamente es" dentro del mundo inteligible: el alma, partiendo del Bien, que es el fundamento de todo, comprenderá la organización jerárquica y los vínculos de dependencia que tienen todas las cosas. En este momento el alma posee la verdadera sabiduría que es la virtud que hace buena y justa al alma del hombre y que debe ponerse al servicio de la misión de liberación de los seres humanos. Esta misión debe de cumplirla el gobernante construyendo una sociedad justa y perfectamente organizada, donde cada individuo pueda llegar a ser feliz desempeñando la función y la tarea para la que, por naturaleza, esté destinado y, por educación, haya sido de la mejor forma preparado.

La función liberadora de la educación de la mente humana:


Creo que no me aparto del espíritu de la alegoría de la caverna si digo que la imagen que en ella se presenta sobre la educación muestra bien claramente una graduación de la función emancipativa que Platón adjudicaba al proceso educativo, para el cual este filósofo enfatizaba que debía ser dirigido con la sabiduría práctica de quien también hubiese alcanzado una profunda comprensión del ser y de la naturaleza humana.

Yo observo como cuatro fases en ese proceso emancipativo, correlativas con los grados del conocimiento que son sobradamente conocidos.

Pensar críticamente para superar el estado de alienación y autoengaño:  En primer lugar, el difícil comienzo de la educación debe procurar preparar la mente para salir del adormecimiento, del atontamiento, de la heteronomía y pasar a una vida más lúcida, despierta, consciente y crítica. Se trata de que el individuo sea capaz de analizar críticamente la precomprensión que tiene del mundo en el que se halla inmerso y le determina , confrontar las opiniones con la experiencia y la práctica, a fin de discernir las más adecuadas, correctas y beneficiosas con la vida humana en sociedad. Sin un cierto sentido crítico que nos permita percatarnos de la posibilidad de caer, víctimas de poderes inconscientes, en la alienación y el autoengaño , viviríamos presos de la ignorancia y sin el deseo de saber. Este primer momento es el representado por el prisionero liberado que se vuelve desde las apariencias hacia aquello que permanecía fuera de su consciencia y control ( los objetos transportados sobre el tabique), y que era la causa que le mantenía sujeto y dominado por la ignorancia. El paso de la eikasía a la pistis representaría la necesidad de preparar a la mente para que desarrolle su capacidad de mirar con sentido crítico la realidad.

Abrir la mente al pensamiento racional abstracto: En un segundo momento, la emancipación consiste en abrir la mente con ayuda del pensamiento abstracto: se corresponde con el paso de la doxa a la episteme, es decir, un conocimiento que permita comprender el sentido de "lo aparente", de los fenómenos de nuestra experiencia, a partir del conocimiento causal que, para Platón, es el conocimiento de las esencias de las cosas. El verdadero sentido de la realidad que percibimos subyace, encubierto o trascendido, por una dimensión real más profunda y esencial, que sólo es cognoscible por el pensamiento racional. La mente tiene que pasar de un pensamiento basado en lo concreto, en lo particular y contingente, a un pensamiento cada vez más abstracto, sobre lo universal y necesario. Para ello, Platón considera indispensable la instrucción matemática, la dianoia.

Perfeccionar la mente con la sabiduría: El tercer momento de la emancipación consiste en perfeccionar el pensamiento racional con la sabiduría. En el mito de la caverna se corresponde con la fase en la que el prisionero liberado, ya fuera de la morada-prisión, puede contemplar bajo la plena luz las cosas reales mismas, así como aquello que las ilumina y posibilita su existencia: el sol. Como es sabido, esa sabiduría ( noesis) se corresponde con la visión intelectual de las Ideas desde la perspectiva totalizante que otorga su radical fundamentación en el "principio anhipotético", el Bien. Para Platón,  ser capaz de comprender la vinculación de todo lo real con el bien es una condición necesaria para la sabiduría: se preguntaba de qué valía conocer muchas cosas sin el Bien... Y es que las Ideas, como modelos de la realidad, son también los valores a los que deben ajustarse las invenciones, creaciones y acciones que procedan de cualquier mente ( tanto la humana como la divina). Las Ideas marcan el límite y el fin de la acción del pensamiento, como puede comprobarse con el estudio sobre el demiurgo. Así, pues, para continuar con la liberación de la mente humana, la educación debe procurar que la mente alcance el fin al que, por naturaleza, está ordenada: el bien.

Poner la sabiduría al servicio de la mejora de la vida humana y la felicidad dentro de la comunidad política: Finalmente, el cuarto momento tiene un sentido más práctico, político y solidario: la educación debe hacer posible que la sabiduría sea el verdadero poder de acuerdo con el cual se rija y dirija la comunidad política, con objeto de mejorar la naturaleza humana y procurar una vida social más justa y feliz. Así, la educación encuentra su precisa justificación en la concepción platónica.

miércoles

El caballo de Troya de Descartes

Esta es la portada con la que ha salido al público el libro "El caballo de Troya de Descartes".
Tengo dos ilusiones : poder ampliar esta obra con un estudio de la física cartesiana y, en segundo lugar, poder ver traducido el contenido de este libro a otras lenguas, si se estima de valor el hallazgo que se presenta en él. Estoy abierto a atender cualquier iniciativa para publicar esta obra en inglés, francés, alemán o italiano.

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NOTA IMPORTANTE:
Este libro es resultado de una investigación sobre la famosa duda metódica y la hipótesis del Deus deceptor y de la Omnipotencia divina en la obra de Descartes. Por tanto, se trata de un tema adecuado para lectores de filosofía, licenciados o especialistas en filosofía . La terminología es filosófica, pero me he esforzado por ser lo más claro posible, incluso en relación con aquellas cuestiones más abstractas que fuesen inevitables. Además, como es lógico en cualquier trabajo que cuide el rigor histórico, hay citas en varios idiomas ( español, latín, francés e italiano); también, sus correspondientes traducciones. Pero lo cierto es que el contenido del libro presenta algo que nunca antes había sido tratado : ¿ a qué posible circunstancia histórico-cultural respondía la ficción teórica del genio maligno en el proceso de la duda metódica?. ¿ Cuál era el proyecto de la duda metódica con la que se inicia la filosofía moderna?. ¿ Por qué Descartes mantuvo en secreto sus verdaderas intenciones?

lunes

Sófocles, Sócrates y la génesis de la conciencia ética en el mundo griego


Sócrates ( Atenas, 470 a 399 a.c.) fue ciertamente el padre de la ética, si por tal entendemos un pensamiento crítico que persigue el conocimiento de lo que posee validez universal para la vida humana. 

Digo que fue el padre del pensamiento ético, además, porque operó una revolución en la mentalidad del mundo griego: aquel descubrimiento revolucionario de Sócrates se convertiría, gracias sin duda a Platón, en uno de los principios fundamentales en los que se basa la historia de la civilización occidental. ¿ Qué principio era este?

El principio de la conciencia individual como el lugar de alumbramiento de la verdad universal. Los valores morales son el fruto de una búsqueda en la que pueden implicarse todos los seres humanos.

Si Sócrates compartía con los sofistas la creencia en la educabilidad moral de todo ser humano, sin embargo, difería en la visión del sentido de esta educación. No se trataba de adiestrar a los individuos para participar en la vida política, proporcionándoles los conocimientos prácticos más útiles para triunfar socialmente y obtener el mayor beneficio particular.  El tener no era la medida del valor. El objetivo de la educación debía ser ayudar al hombre para encontrar por sí mismo, con ayuda del diálogo racional, aquel conocimiento capaz de dirigir correctamente su comportamiento y perfeccionar lo más íntimo y profundo de su ser , su alma, mediante la virtud moral. En la acción moralmente correcta encontraría el hombre sabio su justa recompensa, es decir, la felicidad.

Pues, bien, la herencia socrática se resume en creencias como las siguientes :

  • El fin de toda acción moralmente correcta es la perfección intrínseca que obtiene el sujeto moral : la virtud que es en sí misma buena.
  • Para obrar virtuosamente el hombre debe aprender a ser autónomo y gobernarse por sí mismo, mediante la conciencia racional.
  • La conciencia racional conoce lo que es verdaderamente bueno para el ser humano, a través de una ley que se impone universalmente, por encima de las propias tendencias del individuo, y que puede descubrirse a través de un diálogo que permita una comprensión intersubjetiva de lo moralmente bueno.
  • Esta comprensión de lo moralmente bueno coincide con la autoconciencia profunda que de su ser debe alcanzar cada hombre. " Conócete a tí mismo" era la máxima socrática que conducía a la exigencia de que el verdadero bien para el hombre era el cuidado de su alma, en detrimento incluso del cuerpo y las apariencias externas.
La génesis de la idea socrática de la conciencia racional como ámbito del conocimiento de lo universal

Sócrates habría cumplido aproximadamente veintiocho años cuando se estrenó en Atenas "Antígona", la tragedia escrita por Sófocles ( quien vivió desde comienzos del S.V hasta el año 406 ac). Esta obra fue estrenada en el año 442 a.c, y su éxito fue tan clamoroso que le siguieron treinta y dos representaciones ininterrumpidas

Podemos imaginarnos a Sócrates asistiendo a una de aquéllas representaciones y, por seguro, como espectador y partícipe de las conversaciones sobre la obra de Sófocles.

Antígona, hija de Edipo, es la protagonista de la tragedia ambientada en Tebas. Sus hermanos, Eteocles y Polinices, enfrentados por el trono de Tebas, murieron en la lucha. Su tío, Creonte, tomó el poder y, considerando a Polinices un traidor, ordenó que sus restos quedasen insepultos, como pasto de las alimañas del campo. Esto, desde el punto de vista de las creencias tradicionales, era un ultraje al difunto, pues suponía condenar su alma a vagar errática y desgraciada por la faz de la tierra. Antígona desobedecerá a Creonte dando sepultura a Polinices. Será detenida y conducida ante su tío, quien la condenará a morir encerrada dentro de una cueva.

La tragedia representa un conflicto de múltiples dimensiones, no sólo es el conflicto entre las leyes humanas y las leyes sagradas , sino también entre sexos, generaciones, entre el individuo y el poder, etc. Yo me voy a centrar en la primera forma mencionada de conflicto: Creonte representa la ley escrita, Antígona, la ley divina manifestada en la tradición religiosa. El "nomos", la ley promulgada por la voluntad humana, en este caso, Creonte, se sostiene en el supremo poder que tiene el gobernante sobre la vida y destino de la gente. El nomos es creación de la voluntad humana, pero la de Creonte es una voluntad tiránica, aunque se presente también como una marioneta del orgullo y la ira. Su sobrina también está sobrada de orgullo, pero de forma diferente, porque, en el caso de Creonte, es el orgullo lo que le lleva al abuso de poder, rompiendo con la tradición.

En cambio, Antígona se presenta como la mujer valiente que se rebela contra el despotismo del tirano en nombre de leyes eternas e inmutables de los dioses. Son aquellas con las que se puede identificar la tradición , pues " su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron". Así, pues, la desobediencia de Antígona es un acto de rebeldía contra el nomos que violenta el orden sagrado e inmutable de la tradición con la cual se había identificado, espontánea e ingenuamente hasta entonces, el pueblo griego. No resulta difícil notar en esta tragedia uno de los debates predilectos para los sofistas: el relativismo de las leyes y las costumbres de una sociedad. Ciertamente, no todos los sofistas extraían las implicaciones subversivas del relativismo moral, pero era obvio que, si los conceptos morales diferían según  la tradición cultural, también era comprensible que algunos individuos pudiesen tener diversas concepciones sobre lo justo y lo bueno .

Las consecuencias del relativismo moral eran inadmisibles para Sócrates, puesto que creía posible y necesaria la búsqueda de definiciones objetivas sobre los conceptos morales como base para el buen entendimiento común y la convivencia entre los miembros de la sociedad. Por ello Sócrates apreciaba la importancia del diálogo y de la función del lenguaje como vehículos del conocimiento objetivo. Lenguaje y diálogo eran los medios con los que podía contar el pensamiento racional; y éste siempre tiene un sujeto y, gracias a las interacciones comunicativas, pasa a través de los sujetos. Si no gusta hablar de "sujetos" ni "conciencia" porque parezca un anacronismo moderno, digamos " psique" o "razón"

Creo que el descubrimiento socrático de la conciencia individual como ámbito en el que se alumbra el conocimiento de lo universal se encuentra estrechamente vinculado con este conflicto entre la tradición portadora de los valores arcaicos del mundo griego y la conciencia incipiente de la diversidad y particularidad de los valores culturales. Conflicto que en la tragedia de Antígona se presenta como una confrontación de dos formas antitéticas de conciencia:

  • La conciencia de un sujeto que se cree con poder para hacer pasar por justa la ley creada por una voluntad diversa o contraria a la tradición. Pero, aunque poderosa, se trata de una voluntad humana y, por tanto, sus dictados son siempre particulares y relativos. Esto podría ser representado por Creonte.
  • La conciencia indignada de quien se niega a acatar como justa cualquier cosa que proceda de la decisión de quien tiene autoridad para convertir en ley su voluntad, al margen e, incluso, en contradicción con un orden normativo que trascienda a los individuos.
La postura socrática llevaría a afirmar en la particularidad de cada individuo la existencia de la capacidad racional para llegar a conocer por sí mismo una ley moral de validez universal. Tal conocimiento ya no necesitaría buscar su justificación en la tradición sino que precisaría de un método adecuado para que todas las personas pudiesen cooperar en su búsqueda. Ese método era el diálogo socrático, la mayéutica.

Sócrates fue la conciencia crítica de su tiempo y su mundo social, por lo cual podemos atribuirle cierta paternidad sobre la ética. Sócrates no sólo defendía la idea de que para obrar bien el hombre debía gobernarse mediante el conocimiento racional, sino que, en mi opinión, puso a la razón por encima de la tradición y de cualquier otra forma de poder social, como suprema instancia crítica para discernir entre lo justo y lo injusto.

La vida de Sócrates es prueba palpable de ello. Recordemos, por ejemplo, cuando Pericles, decidido a convertir a Atenas en lider indiscutible, convenció a la asamblea de la necesidad de prepararse para una guerra contra Esparta, dado que la victoria parecía segura. Todos los atenienses apoyaron el plan de Pericles, quien dijo: "La mayor gloria se logra superando los mayores peligros". Los atenienses estaban convencidos de su ventaja ante su mayor rival, Esparta. Pero hubo un disidente, un individuo solo, pero con el valor suficiente para oponerse a la belicosa mayoría: era Sócrates. Como puede contrastarse a través del comentario que aparece en el siguiente vídeo: "entre la multitud se encontraba un hombre que rechazaba asumir cualquier cosa, un hombre único en la sociedad ateniense. Un hombre llamado "Sócrates"...Sócrates caminaba descalzo por las calles de Atenas, vestido con una túnica sucia. No le preocupaba su aspecto ni ninguna otra convención de la época. Sócrates se pasaba el día conversando, caminando por las calles de Atenas, hablando y debatiendo con cualquiera que se encontrara. Con unas ciento cincuenta mil personas aglomeradas tras los muros de Atenas, estaba en su elemento... Sócrates se pasaba la vida cuestionando las creencias que sus conciudadanos atenienses tenían respecto a sus vidas, sus ideas sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre lo bueno y lo malo. Y le encantaba poner las convenciones boca abajo. "







Platón y la alienación

Si he de ser sincero tengo que decir que tengo más razones para no publicar esta entrada que para lo contrario. El mito de la caverna de Platón es uno de los tópicos más recurrentes de la historia de la filosofía. Los estudios son abundantes y cualquiera que se plantee la posibilidad de escribir algo sobre el famoso pasaje del libro VII de la República, debería antes tener en cuenta lo mucho escrito sobre tan emblemático texto. No en balde se trata de uno de los textos de obligada lectura en cualquier curso de introducción a la filosofía, tanto en el nivel de las enseñanzas medias como en los cursos universitarios de introducción general a la filosofía. Un texto del que mucho se ha dicho y, no obstante, todavía da mucho qué pensar.

Cuando tratamos sobre el mito de la caverna decimos que compendia todas las vertientes de la filosofía platónica: se presta tanto a una lectura metafísico-gnoseológica como a una interpretación en clave ético-política. Ahora bien, la temática general que enmarca tanto al texto como a toda otra interpretación es la paidéutica, es decir, la educativa. En efecto, pues al introducirlo, así lo deja claro el propio autor, Platón, a través de su admirado portavoz y maestro, Sócrates:

" Ahora represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación a la educación y a su ausencia, según el cuadro que te voy a trazar." ( República, Espasa-Calpe, traducción de Patricio de Azcárate , 2007)

Una doble intención resalta en esta cita : En primer lugar, Platón quiere partir de lo que seríamos antes de que la educación nos despertase a una vida más consciente, más racional ( la ausencia de educación nos convertiría en seres dominados por las pulsiones irracionales e inconscientes de nuestro psiquismo ). En segundo lugar, también pretende mostrarnos la necesidad de la educación para la vida de este sujeto; y en este sentido, podríamos decir que escribe el relato con objeto de demostrar la importancia y utilidad de la educación para el ser del hombre y de la sociedad.

Esta doble intención irá desarrollándose a lo largo del relato de la caverna:


  • El cuadro de la vida humana presa y dominada por fuerzas inconscientes, lo encontramos en la parte descriptiva del relato, presentando a los prisioneros encadenados en el seno de su mundo subterráneo.  
  • La concepción platónica sobre la educación la encontraremos en los dos principales momentos que estructuran la parte narrativa: el camino ascendente que atravesará el prisionero liberado hasta salir de la caverna y alcanzar la sabiduría , por un lado, y el descenso para retornar a la caverna con objeto de emancipar a sus compañeros de prisión.


En esta entrada me centraré sólo en el cuadro que presentan las partes descriptivas del mito. Creo que tiene especial valor pues, aunque se tratase de una representación de la degradación de la vida moral en su Atenas natal , contiene un mensaje de perenne valor y vigencia para el pensamiento .

La parte descriptiva del mito: los prisioneros encadenados y los artífices de su situación, como punto de partida.

"Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda su anchura una abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna, hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen enfrente. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor los alumbra, y un camino elevado entre este fuego y los cautivos. Supón a lo largo de este camino un tabique, semejante a la mampara que los titiriteros ponen entre ellos y los espectadores, para exhibir por encima de ella las maravillas que hacen...
Figúrate ahora unas personas que pasan a lo largo del tabique llevando objetos de toda clase, figuras de hombres, de animales de madera o de piedra, de suerte que todo esto sobresale del tabique. Entre los porteadores de todas estas cosas, como es natural, unos irán hablando y otros pasarán sin decir nada.
- Extraños prisioneros y cuadro singular!- dijo.
- Se parecen, sin embargo, a nosotros punto por punto- dije- . Por lo pronto, ¿ crees que puedan ver otra cosas, de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que el fuego proyecta enfrentre de ellos en el fondo de la caverna?...
Y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿ pueden ver otra cosa que las sombras de los mismos?...
Si pudieran conversar unos con otros, ¿ no convendrían en dar a las sombras que ven los nombres de las cosas mismas?...
Y si en el fondo de su prisión hubiera un eco que repitiese las palabras de los traseúntes, ¿ se imaginarían oír hablar a otra cosa que a las sombras mismas que pasan delante de sus ojos?...
En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras de objetos fabricados"  

En la parte descriptiva hay tres tipos de elementos que entran en relación.

  • El lugar: El espacio en el que se sitúan los personajes es un lugar subterráneo, una caverna, un lugar de penumbras, por la tenue luz emitida por un fuego que hay en una zona más elevada de la caverna. Situar en tal lugar a prisioneros que son humanos constituye una paradoja en toda regla, puesto que les hallamos en el subsuelo, habitando un mundo que les es extraño, puesto que su verdadero "hogar" es el mundo que hay "arriba", en el que brilla la luz del sol. Dentro de la caverna hay que distinguir dos ámbitos: la parte que es accesible a la perspectiva forzada de los los prisioneros, donde lo único que aparece ante sus ojos son sombras, y la zona que queda detrás de ellos, inaccesible a su conocimiento, y en donde operan las causas que determinan lo que les pasa a los prisioneros. Allí hay un tabique, es decir, algo que sirve para encubrir y ocultar la identidad de los porteadores, pero, por lo mismo, para dominar escapando del control consciente.
  • Los hombres encadenados: En la descripción parecen destacarse las siguientes características: a) son ignorantes, pero en el sentido de hallarse presos de las apariencias sin poder saber que pueda " existir otra realidad que estas mismas sombras"estrictamente hablando no se trata de un estado de absoluta ignorancia, sino más bien de una conciencia distorsionada o invertida sobre la realidad ( en efecto, toman las puras apariencias como realidades en sí mismas).  b) Son esclavos de una imaginación que inventa sus propios fantasmas e ilusiones para avivar las pasiones y, de este modo, son vulnerables, manipulables; c) y las causas de su manipulación acontecen fuera de su campo visual, tras el tabique, y, además, por el enorme poder que un posible "eco" ejerce sobre sus vidas. 
  • Los porteadores: son los actores que se parapetan tras el tabique, detrás de los hombres encadenados. No por casualidad Platón los compara con los titiriteros que se colocan detrás de una mampara para "exhibir las maravillas que hacen". Platón también nos dice que ellos son los que hacen las sombras que mantienen en la ignorancia a los prisioneros: lo que piensan éstos es lo que otros les hacen pensar. Para este objetivo puede valer la propagación de "las palabras de los transeúntes" con la ayuda del eco, es decir, la "vox populi". A primera vista, estos personajes podrían equiparse con el papel que desempeñaron los sofistas en la Atenas de Pericles: los primeros profesionales de la educación que prometían transmitir competencias o destrezas maravillosamente útiles para triunfar en la escena mundana, aun cuando entre tales enseñanzas figurase el arte de disimular las verdaderas intenciones individualistas tras racionalizaciones y convencionalismos socialmente plausibles.

 La significación filosófica de este cuadro: la visión platónica de la crisis ético-política en Atenas

Los protagonistas de esta parte descriptiva son los personajes más pasivos, es decir, aquellos que sufren las consecuencias de lo que hacen los "titiriteros". Evidentemente, nosotros sabemos que aquéllos están atrapados por el engaño, viven desde una consciencia trastornada del mundo, pues confunden las sombras con lo real en sí mismo.  Y además si permanecen presos del error es, al menos, por tres razones presentes en el mito: están condicionados por una perspectiva limitada y determinada por su forzada posición, no pueden conocer lo que acontece a sus espaldas y que es también causa de su estado de confusión intelectual, y, finalmente, porque piensan no por sí mismos sino por lo que otros hacen que piensen.


En el pasaje encontramos una primera explicación que da cuenta de la situación especialmente vulnerable en la que se hallan tales personajes: viven en el antro subterráneo y sumido en la penumbra y por una débil luz pueden crearse sombras equívocas en el fondo de la caverna. Pero es que, además, los prisioneros todavía no son capaces de pensar por sí mismos, aún no ha despertado en ellos la conciencia de su propio ser, pues aún no han hecho la experiencia que les lleve más allá de las apariencias hacia una más profunda y verdadera comprensión del sentido del ser ( cosa que sólo es posible si pudiesen salir de la caverna y conocer las esencias inteligibles que se hallan en el mundo de afuera). Todo lo más, los prisioneros no conocen de sí sino las sombras, que más que de ayuda, se convierten en un obstáculo para el pensamiento.  De acuerdo con estas claves, Platón estaría dando una primera explicación metafísica de la condición tan vulnerable que caracteriza a la vida humana : El hombre se halla en este mundo fuera de su lugar natural (Kosmos noetós, el mundo inteligible de las Ideas) , vive en un mundo ( el Kosmos aisthetós) que le es extraño y opaco y renuente a la razón. Es porque nuestra alma se halla encerrada dentro del mundo material, privada de la autoconciencia de su propia naturaleza , ofuscada afectivamente por el cambiante mundo físico a través de los estímulos percibidos por los sentidos, por lo que el ser humano puede ser víctima de la ignorancia, el error, el autoengaño, la manipulación, la opresión, las injusticias, la corrupción, en definitiva, el mal .

Pero no basta con esta cobertura metafísica. Platón nos facilita claves para captar las causas de la degeneración de la vida política en Atenas y que, como es de sobra sabido, eran a juicio de Platón síntomas de un mal moral que había echado raíces en el alma del pueblo ateniense. Platón intentó diagnosticar la degradación e injusticia de aquella sociedad que condenó a muerte al "más noble y justo" de los hombres, su maestro Sócrates.

Los prisioneros encadenados representan a los seres humanos reales ( más exactamente, a sus conciudadanos atenienses). Se parte, pues, de los hombres inmersos ya dentro de un mundo social que determina su ser, tanto su pensamiento como su hacer. La caverna representa precisamente ese mundo social que condiciona inconsciente y profundamente la vida y el pensamiento de los prisioneros. Tan poderoso influjo inconsciente sobre sus vidas se pone de manifiesto porque procede de lo que acontece a sus espaldas.

En tal circunstancia no se puede identificar la ignorancia en la que se encuentran los prisioneros como resultado de una total ausencia de educación, puesto que en el proceso de su socialización, han internalizado los valores y creencias de su mundo social. Sus mentes no están vacías de conocimientos, están llenas de prejuicios y nociones comunes inducidos por la vida en sociedad; ideas previas que conforman una cierta filosofía de vida que influye de un modo no explícito o consciente en sus relaciones sociales.

Y son estas relaciones sociales un aspecto al que Platón hará referencia más adelante, en el siguiente fragmento:

" Y ¿qué? Si en aquel acto ( el prisionero liberado que hubiese llegado a conocer el mundo más real que existe fuera de la caverna) recordaba su primera estancia, la idea que allí se tiene de la sabiduría y a sus compañeros de esclavitud, ¿ no se regocijaría de su mudanza y no se compadecería de la desgracia de aquéllos?...
¿Crees que envidiaría aún los honores, las alabanzas y las recompensas que allí, supuestamente, se dieran al que más pronto reconociera las sombras a su paso, al que con más seguridad recordara el orden en que marchaban yendo unas delante y detrás de otras o juntas, y que en este concepto fuera el más hábil para adivinar su aparición; o que tendría envidia a los que eran en esta prisión más poderosos y más honrados?¿ No preferiría, como Aquiles en Homero, trabajar la tierra al servicio de un pobre labrador y sufrirlo todo antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?"

Vemos en este pasaje cómo es la sociedad de los prisioneros de la caverna: allí es imposible una verdadera convivencia social basada en la paz, la justicia y la búsqueda del bien común, puesto que es un campo de batalla para las pasiones contrapuestas y la competitividad.  Las pasiones, como la codicia, las envidias, la concupiscencia, la avaricia, etc., espolonean los deseos de honores, de recompensas, de prestigio, de poder y dominio de unos sobre los otros. Se trata de una sociedad donde el móvil real de participación en la vida pública es el egoísmo de mirar por la propia utilidad y provecho, no la preocupación por el bien común y la felicidad de todos. En todo caso, esto último quedaría para racionalizar o solapar de un modo socialmente aceptable los verdaderos motivos egoístas.

Pero ¿ cómo la sociedad puede convertirse en campo de batalla de pasiones contrapuestas y de luchas intestinas? Para ello sería preciso que los hombres encadenados se viesen unos a otros como extraños, como rivales enfrentados. Llevados por sus pasiones eso es precisamente lo que pasa: luchan por ser más, por tener más, unos que otros. Ahora bien, ese extrañamiento ( que en la filosofía contemporánea se relaciona con el concepto de " alienación social") tiene en el texto platónico un factor causal determinante:

" ¿ Crees que puedan ver otra cosas, de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que el fuego proyecta enfrentre de ellos en el fondo de la caverna?..."

Y es que los prisioneros son extraños los unos a los otros, no sólo porque de " los que están a su lado" sólo ven su apariencia muy distinta de la propia con la que se identifican; es que ni siquiera son capaces de conocerse a sí mismos, puesto que no son capaces de advertir que más allá de la diversidad, lo que de verdad importa es el ser, la naturaleza y la dignidad igualmente compartidas por todos ellos sin excepción. En todos ellos alienta una chispa divina, un alma racional, un destino común.


Pero, dado que los hombres no se reconocen como iguales en la caverna, dado que viven alienados, ¿ cómo se les mantiene en esta situación dentro de tal sociedad?. Hay una trama causal de la alienación de los prisioneros: éstos son esclavos dominados por sus pasiones, pero éstas son avivadas por los deseos que despiertan en ellos los fantasmas y las ilusiones creados por la imaginación. Actuando sobre la imaginación humana es posible controlar al hombre manejando a conveniencia sus deseos y pasiones. Y en la parte descriptiva del mito, la causa de esta manipulación pasa a espaldas de los prisioneros: los titiriteros encubiertos por el tabique. ¿ A quiénes simbolizan estos personajes?

Prima facie, serían los sofistas y su característica identificación del conocimiento con lo útil para el placer, la persuasión y el poder. También solían identificar la excelencia del buen ciudadano con el arte de valerse de lo colectivo para procurar el mayor provecho particular. Así mismo, podría incluirse en la misma categoría uno de los tipos humanos que protagonizaba la vida política ateniense: la figura del demagogo, es decir, el típico político oportunista que, valiéndose de oratoria y como experto ajedrecista en el manejo de la psicología humana, trataba de encumbrarse sobre la masa avivando el fuego irracional de la imaginación y del deseo, pero encubriendo sus auténticos e inconfesables intereses tras el tabique de encandiladores discursos.

Pero si podemos reconocer en los titiriteros rasgos propios de los sofistas  y de los demagogos es porque ellos representaban una posición filosófica en la que veía Platón el principio de la desintegración de la vida social: el relativismo filosófico. La ideología relativista determina lo que tienen que pensar los prisioneros: lo que hablan los titiriteros se traduce en lo pensado por los prisioneros. Los prisioneros están dominados por las sombras y lo que interpretan está determinado por lo que oyen y de lo que desconocen su real procedencia o naturaleza, puesto que la causa que origina su persuasión proviene de un poder que se mueve fuera del campo controlable por los prisioneros.

La educación necesaria para liberar a los prisioneros:


Ahora bien, tomemos nuestras precauciones antes de seguir la lectura del relato platónico. Porque el concepto platónico de la educación no es equiparable a un proceso de instrucción ni a la enseñanza de cualquier doctrina. Es algo radicalmente distinto. Y, en segundo lugar, la utilidad de la que Platón habla tampoco es equiparable al utilitarismo que propugnaban los sofistas.

  • Comencemos con este segundo aspecto. En el siglo de Pericles, los sofistas trataron de dar respuesta a la demanda de adiestrar a la gente corriente ( especialmente, a los más jóvenes)  para aprender a convivir y participar en la vida democrática ateniense. Pero, como he dicho antes,  los sofistas solían ejercer tal función desde posicionamientos relativistas y, aunque esta orientación les llevara a afirmar que cada individuo tenía que estar inexorablemente determinado por la perspectiva colectiva de la mayoría, dentro de la particular circunstancia temporal de una cultura, sin embargo, este condicionamiento sociológico también era convencional,  voluble y cambiante. Los sofistas prometían proporcionar mediante su adiestramiento educacional las competencias ( aquellas destrezas más útiles y valiosas) necesarias para poder alcanzar el máximo triunfo social al individuo. Era una propuesta tentadora por cuanto que el éxito que sus enseñanzas prometían se cifraba en la riqueza, el disfrute del máximo bienestar, el prestigio y, sobre todo, el poder o influencia social. Pues, bien, contrariamente al relativismo sofista, la educación verdaderamente útil al hombre, según Platón, no busca en lo colectivo ( la "res publica") la satisfacción de los deseos individuales de placer ni de dominación. El fin de la educación pasa por acondicionar a los individuos para que cada cual, según la medida de sus capacidades, contribuya a una sociedad a la altura de la dignidad humana, es decir, una sociedad justa en la que todos los seres humanos puedan desarrollar sus mejores potencialidades  ( ciertamente, uno de los aspectos más siniestros de Platón es que limite las posibilidades creativas humanas por un modelo de sociedad cerrada a toda evolución, rígidamente jerárquica y estratificada en las tres clases sociales de los productores, los guardianes y los sabios-gobernantes). Tampoco se debe olvidar que Platón no encierra el sentido de la vida en el cumplimiento de una función social. Aunque el hombre necesita vivir en sociedad, su destino está proyectado hacia un fin ultimo y trascendente que impulsa a buscar la sabiduría y la virtud con objeto de liberar el alma espiritual respecto del mundo terrenal
  •  En segundo lugar, hay que recordar también que los prisioneros no son absolutamente ignorantes, sus mentes no son "tabuae rasae", sino que están provistas de multitud de opiniones adquiridas por la interacción social o por la percepción sensible. Ellos tienen, no obstante, una conciencia inadecuada - invertida - sobre el mundo real. Según Platón, lo que ellos requieren no es más instrucción, sino un método práctico que les despierte su innata capacidad para pensar por sí mismos ( " que se le fuerce de repente a levantarse, a volver la cabeza, a marchar y mirar del lado de la luz")  y orientar correctamente su acción en el mundo de acuerdo con las ideas captadas por el pensamiento racional . Esta es la función que Platón asigna a la dialéctica, más en concreto, a la práctica filosófica. Por tanto, y esto es el punto central de la parte narrativa del mito, uno de los propósitos de Platón era resaltar la importancia educativa de la filosofía como un diálogo reflexivo y colaborativo que posibilita un contacto profundo con el ser, una vida más lúcida y el crecimiento de la conciencia a fin no sólo de comprender el sentido de la realidad sino, sobre todo, para progresar en el mejoramiento de la vida y la sociedad humanas.

sábado

Il segreto di Cartesio: la difesa di Galileo e la nuova scienza fisico-matematica contro la dottrina angelica


L'opera in cui propongo una nuova interpretazione di Cartesio è: Il cavallo di Troia di Cartesio ( "El caballo de Troya de Descartes) . Il segreto della filosofia cartesiana è la difesa di Galileo e la nuova scienza fisico-matematica contro la dottrina del Papa ("dottrina angelica")

 Uno studio di dubbio metodico di Cartesio 'che presenta una prospettiva diversa, una prospettiva unica sulla possibile origine dell'idea del genio maligno. Anche se Cartesio sempre rifiutato il confronto diretto con la teologia e la filosofia ufficiale, come un conoscitore del suo tempo, egli deve capire l'importanza cruciale della "dottrina angelica" propugnata da Papa Urbano VIII nel secondo processo contro Galileo.

Secondo la mia teoria, il sistema cartesiano era un'invenzione del filosofo francese in risposta alla controversia che ha avuto luogo in Italia tra l'Inquisizione e Galileo. Tale controversia è stato il risultato di una lotta tra due tendenze nella scienza: la tendenza strumentista e, inoltre, la tendenza realista. In relazione a tale controversia, può essere meglio compresa l'origine e la funzione del dubbio metodico e teologici concetti nella filosofia cartesiana.
 

 L'autore si chiede se i concetti teologici contenuti nel sistema di Cartesio sono il risultato di una strategia di disarmare e di liquidare la posizione ideologica di chi si oppone al realismo scientifico in nome di onnipotenza divina, al fine di convertire la nuova fisica in mero dispositivo tecnico.

La chiave per comprendere la sua filosofia di Cartesio è stato segnato da uno dei quaderni scritti in gioventù: "Al momento di entrare nella scena mondana, mi trovo mascherato." Ciò che rimane segreto dietro la finzione del genio maligno e il dubbio metodico?. Questo libro dà le chiavi per illuminare l'enigma e interpretare le loro intenzioni e pensieri da una corretta prospettiva storica.

Questo libro presenta qualcosa di totalmente nuovo sull'origine del dubbio metodico e della funzione dei concetti teologici nella filosofia cartesiana. Dopo più di tre secoli, questo libro scopre la chiave che non si conosce circa le intenzioni cartesiane.