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lunes

Platón y la alienación

Si he de ser sincero tengo que decir que tengo más razones para no publicar esta entrada que para lo contrario. El mito de la caverna de Platón es uno de los tópicos más recurrentes de la historia de la filosofía. Los estudios son abundantes y cualquiera que se plantee la posibilidad de escribir algo sobre el famoso pasaje del libro VII de la República, debería antes tener en cuenta lo mucho escrito sobre tan emblemático texto. No en balde se trata de uno de los textos de obligada lectura en cualquier curso de introducción a la filosofía, tanto en el nivel de las enseñanzas medias como en los cursos universitarios de introducción general a la filosofía. Un texto del que mucho se ha dicho y, no obstante, todavía da mucho qué pensar.

Cuando tratamos sobre el mito de la caverna decimos que compendia todas las vertientes de la filosofía platónica: se presta tanto a una lectura metafísico-gnoseológica como a una interpretación en clave ético-política. Ahora bien, la temática general que enmarca tanto al texto como a toda otra interpretación es la paidéutica, es decir, la educativa. En efecto, pues al introducirlo, así lo deja claro el propio autor, Platón, a través de su admirado portavoz y maestro, Sócrates:

" Ahora represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación a la educación y a su ausencia, según el cuadro que te voy a trazar." ( República, Espasa-Calpe, traducción de Patricio de Azcárate , 2007)

Una doble intención resalta en esta cita : En primer lugar, Platón quiere partir de lo que seríamos antes de que la educación nos despertase a una vida más consciente, más racional ( la ausencia de educación nos convertiría en seres dominados por las pulsiones irracionales e inconscientes de nuestro psiquismo ). En segundo lugar, también pretende mostrarnos la necesidad de la educación para la vida de este sujeto; y en este sentido, podríamos decir que escribe el relato con objeto de demostrar la importancia y utilidad de la educación para el ser del hombre y de la sociedad.

Esta doble intención irá desarrollándose a lo largo del relato de la caverna:


  • El cuadro de la vida humana presa y dominada por fuerzas inconscientes, lo encontramos en la parte descriptiva del relato, presentando a los prisioneros encadenados en el seno de su mundo subterráneo.  
  • La concepción platónica sobre la educación la encontraremos en los dos principales momentos que estructuran la parte narrativa: el camino ascendente que atravesará el prisionero liberado hasta salir de la caverna y alcanzar la sabiduría , por un lado, y el descenso para retornar a la caverna con objeto de emancipar a sus compañeros de prisión.


En esta entrada me centraré sólo en el cuadro que presentan las partes descriptivas del mito. Creo que tiene especial valor pues, aunque se tratase de una representación de la degradación de la vida moral en su Atenas natal , contiene un mensaje de perenne valor y vigencia para el pensamiento .

La parte descriptiva del mito: los prisioneros encadenados y los artífices de su situación, como punto de partida.

"Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda su anchura una abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna, hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen enfrente. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor los alumbra, y un camino elevado entre este fuego y los cautivos. Supón a lo largo de este camino un tabique, semejante a la mampara que los titiriteros ponen entre ellos y los espectadores, para exhibir por encima de ella las maravillas que hacen...
Figúrate ahora unas personas que pasan a lo largo del tabique llevando objetos de toda clase, figuras de hombres, de animales de madera o de piedra, de suerte que todo esto sobresale del tabique. Entre los porteadores de todas estas cosas, como es natural, unos irán hablando y otros pasarán sin decir nada.
- Extraños prisioneros y cuadro singular!- dijo.
- Se parecen, sin embargo, a nosotros punto por punto- dije- . Por lo pronto, ¿ crees que puedan ver otra cosas, de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que el fuego proyecta enfrentre de ellos en el fondo de la caverna?...
Y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿ pueden ver otra cosa que las sombras de los mismos?...
Si pudieran conversar unos con otros, ¿ no convendrían en dar a las sombras que ven los nombres de las cosas mismas?...
Y si en el fondo de su prisión hubiera un eco que repitiese las palabras de los traseúntes, ¿ se imaginarían oír hablar a otra cosa que a las sombras mismas que pasan delante de sus ojos?...
En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras de objetos fabricados"  

En la parte descriptiva hay tres tipos de elementos que entran en relación.

  • El lugar: El espacio en el que se sitúan los personajes es un lugar subterráneo, una caverna, un lugar de penumbras, por la tenue luz emitida por un fuego que hay en una zona más elevada de la caverna. Situar en tal lugar a prisioneros que son humanos constituye una paradoja en toda regla, puesto que les hallamos en el subsuelo, habitando un mundo que les es extraño, puesto que su verdadero "hogar" es el mundo que hay "arriba", en el que brilla la luz del sol. Dentro de la caverna hay que distinguir dos ámbitos: la parte que es accesible a la perspectiva forzada de los los prisioneros, donde lo único que aparece ante sus ojos son sombras, y la zona que queda detrás de ellos, inaccesible a su conocimiento, y en donde operan las causas que determinan lo que les pasa a los prisioneros. Allí hay un tabique, es decir, algo que sirve para encubrir y ocultar la identidad de los porteadores, pero, por lo mismo, para dominar escapando del control consciente.
  • Los hombres encadenados: En la descripción parecen destacarse las siguientes características: a) son ignorantes, pero en el sentido de hallarse presos de las apariencias sin poder saber que pueda " existir otra realidad que estas mismas sombras"estrictamente hablando no se trata de un estado de absoluta ignorancia, sino más bien de una conciencia distorsionada o invertida sobre la realidad ( en efecto, toman las puras apariencias como realidades en sí mismas).  b) Son esclavos de una imaginación que inventa sus propios fantasmas e ilusiones para avivar las pasiones y, de este modo, son vulnerables, manipulables; c) y las causas de su manipulación acontecen fuera de su campo visual, tras el tabique, y, además, por el enorme poder que un posible "eco" ejerce sobre sus vidas. 
  • Los porteadores: son los actores que se parapetan tras el tabique, detrás de los hombres encadenados. No por casualidad Platón los compara con los titiriteros que se colocan detrás de una mampara para "exhibir las maravillas que hacen". Platón también nos dice que ellos son los que hacen las sombras que mantienen en la ignorancia a los prisioneros: lo que piensan éstos es lo que otros les hacen pensar. Para este objetivo puede valer la propagación de "las palabras de los transeúntes" con la ayuda del eco, es decir, la "vox populi". A primera vista, estos personajes podrían equiparse con el papel que desempeñaron los sofistas en la Atenas de Pericles: los primeros profesionales de la educación que prometían transmitir competencias o destrezas maravillosamente útiles para triunfar en la escena mundana, aun cuando entre tales enseñanzas figurase el arte de disimular las verdaderas intenciones individualistas tras racionalizaciones y convencionalismos socialmente plausibles.

 La significación filosófica de este cuadro: la visión platónica de la crisis ético-política en Atenas

Los protagonistas de esta parte descriptiva son los personajes más pasivos, es decir, aquellos que sufren las consecuencias de lo que hacen los "titiriteros". Evidentemente, nosotros sabemos que aquéllos están atrapados por el engaño, viven desde una consciencia trastornada del mundo, pues confunden las sombras con lo real en sí mismo.  Y además si permanecen presos del error es, al menos, por tres razones presentes en el mito: están condicionados por una perspectiva limitada y determinada por su forzada posición, no pueden conocer lo que acontece a sus espaldas y que es también causa de su estado de confusión intelectual, y, finalmente, porque piensan no por sí mismos sino por lo que otros hacen que piensen.


En el pasaje encontramos una primera explicación que da cuenta de la situación especialmente vulnerable en la que se hallan tales personajes: viven en el antro subterráneo y sumido en la penumbra y por una débil luz pueden crearse sombras equívocas en el fondo de la caverna. Pero es que, además, los prisioneros todavía no son capaces de pensar por sí mismos, aún no ha despertado en ellos la conciencia de su propio ser, pues aún no han hecho la experiencia que les lleve más allá de las apariencias hacia una más profunda y verdadera comprensión del sentido del ser ( cosa que sólo es posible si pudiesen salir de la caverna y conocer las esencias inteligibles que se hallan en el mundo de afuera). Todo lo más, los prisioneros no conocen de sí sino las sombras, que más que de ayuda, se convierten en un obstáculo para el pensamiento.  De acuerdo con estas claves, Platón estaría dando una primera explicación metafísica de la condición tan vulnerable que caracteriza a la vida humana : El hombre se halla en este mundo fuera de su lugar natural (Kosmos noetós, el mundo inteligible de las Ideas) , vive en un mundo ( el Kosmos aisthetós) que le es extraño y opaco y renuente a la razón. Es porque nuestra alma se halla encerrada dentro del mundo material, privada de la autoconciencia de su propia naturaleza , ofuscada afectivamente por el cambiante mundo físico a través de los estímulos percibidos por los sentidos, por lo que el ser humano puede ser víctima de la ignorancia, el error, el autoengaño, la manipulación, la opresión, las injusticias, la corrupción, en definitiva, el mal .

Pero no basta con esta cobertura metafísica. Platón nos facilita claves para captar las causas de la degeneración de la vida política en Atenas y que, como es de sobra sabido, eran a juicio de Platón síntomas de un mal moral que había echado raíces en el alma del pueblo ateniense. Platón intentó diagnosticar la degradación e injusticia de aquella sociedad que condenó a muerte al "más noble y justo" de los hombres, su maestro Sócrates.

Los prisioneros encadenados representan a los seres humanos reales ( más exactamente, a sus conciudadanos atenienses). Se parte, pues, de los hombres inmersos ya dentro de un mundo social que determina su ser, tanto su pensamiento como su hacer. La caverna representa precisamente ese mundo social que condiciona inconsciente y profundamente la vida y el pensamiento de los prisioneros. Tan poderoso influjo inconsciente sobre sus vidas se pone de manifiesto porque procede de lo que acontece a sus espaldas.

En tal circunstancia no se puede identificar la ignorancia en la que se encuentran los prisioneros como resultado de una total ausencia de educación, puesto que en el proceso de su socialización, han internalizado los valores y creencias de su mundo social. Sus mentes no están vacías de conocimientos, están llenas de prejuicios y nociones comunes inducidos por la vida en sociedad; ideas previas que conforman una cierta filosofía de vida que influye de un modo no explícito o consciente en sus relaciones sociales.

Y son estas relaciones sociales un aspecto al que Platón hará referencia más adelante, en el siguiente fragmento:

" Y ¿qué? Si en aquel acto ( el prisionero liberado que hubiese llegado a conocer el mundo más real que existe fuera de la caverna) recordaba su primera estancia, la idea que allí se tiene de la sabiduría y a sus compañeros de esclavitud, ¿ no se regocijaría de su mudanza y no se compadecería de la desgracia de aquéllos?...
¿Crees que envidiaría aún los honores, las alabanzas y las recompensas que allí, supuestamente, se dieran al que más pronto reconociera las sombras a su paso, al que con más seguridad recordara el orden en que marchaban yendo unas delante y detrás de otras o juntas, y que en este concepto fuera el más hábil para adivinar su aparición; o que tendría envidia a los que eran en esta prisión más poderosos y más honrados?¿ No preferiría, como Aquiles en Homero, trabajar la tierra al servicio de un pobre labrador y sufrirlo todo antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?"

Vemos en este pasaje cómo es la sociedad de los prisioneros de la caverna: allí es imposible una verdadera convivencia social basada en la paz, la justicia y la búsqueda del bien común, puesto que es un campo de batalla para las pasiones contrapuestas y la competitividad.  Las pasiones, como la codicia, las envidias, la concupiscencia, la avaricia, etc., espolonean los deseos de honores, de recompensas, de prestigio, de poder y dominio de unos sobre los otros. Se trata de una sociedad donde el móvil real de participación en la vida pública es el egoísmo de mirar por la propia utilidad y provecho, no la preocupación por el bien común y la felicidad de todos. En todo caso, esto último quedaría para racionalizar o solapar de un modo socialmente aceptable los verdaderos motivos egoístas.

Pero ¿ cómo la sociedad puede convertirse en campo de batalla de pasiones contrapuestas y de luchas intestinas? Para ello sería preciso que los hombres encadenados se viesen unos a otros como extraños, como rivales enfrentados. Llevados por sus pasiones eso es precisamente lo que pasa: luchan por ser más, por tener más, unos que otros. Ahora bien, ese extrañamiento ( que en la filosofía contemporánea se relaciona con el concepto de " alienación social") tiene en el texto platónico un factor causal determinante:

" ¿ Crees que puedan ver otra cosas, de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que el fuego proyecta enfrentre de ellos en el fondo de la caverna?..."

Y es que los prisioneros son extraños los unos a los otros, no sólo porque de " los que están a su lado" sólo ven su apariencia muy distinta de la propia con la que se identifican; es que ni siquiera son capaces de conocerse a sí mismos, puesto que no son capaces de advertir que más allá de la diversidad, lo que de verdad importa es el ser, la naturaleza y la dignidad igualmente compartidas por todos ellos sin excepción. En todos ellos alienta una chispa divina, un alma racional, un destino común.


Pero, dado que los hombres no se reconocen como iguales en la caverna, dado que viven alienados, ¿ cómo se les mantiene en esta situación dentro de tal sociedad?. Hay una trama causal de la alienación de los prisioneros: éstos son esclavos dominados por sus pasiones, pero éstas son avivadas por los deseos que despiertan en ellos los fantasmas y las ilusiones creados por la imaginación. Actuando sobre la imaginación humana es posible controlar al hombre manejando a conveniencia sus deseos y pasiones. Y en la parte descriptiva del mito, la causa de esta manipulación pasa a espaldas de los prisioneros: los titiriteros encubiertos por el tabique. ¿ A quiénes simbolizan estos personajes?

Prima facie, serían los sofistas y su característica identificación del conocimiento con lo útil para el placer, la persuasión y el poder. También solían identificar la excelencia del buen ciudadano con el arte de valerse de lo colectivo para procurar el mayor provecho particular. Así mismo, podría incluirse en la misma categoría uno de los tipos humanos que protagonizaba la vida política ateniense: la figura del demagogo, es decir, el típico político oportunista que, valiéndose de oratoria y como experto ajedrecista en el manejo de la psicología humana, trataba de encumbrarse sobre la masa avivando el fuego irracional de la imaginación y del deseo, pero encubriendo sus auténticos e inconfesables intereses tras el tabique de encandiladores discursos.

Pero si podemos reconocer en los titiriteros rasgos propios de los sofistas  y de los demagogos es porque ellos representaban una posición filosófica en la que veía Platón el principio de la desintegración de la vida social: el relativismo filosófico. La ideología relativista determina lo que tienen que pensar los prisioneros: lo que hablan los titiriteros se traduce en lo pensado por los prisioneros. Los prisioneros están dominados por las sombras y lo que interpretan está determinado por lo que oyen y de lo que desconocen su real procedencia o naturaleza, puesto que la causa que origina su persuasión proviene de un poder que se mueve fuera del campo controlable por los prisioneros.

La educación necesaria para liberar a los prisioneros:


Ahora bien, tomemos nuestras precauciones antes de seguir la lectura del relato platónico. Porque el concepto platónico de la educación no es equiparable a un proceso de instrucción ni a la enseñanza de cualquier doctrina. Es algo radicalmente distinto. Y, en segundo lugar, la utilidad de la que Platón habla tampoco es equiparable al utilitarismo que propugnaban los sofistas.

  • Comencemos con este segundo aspecto. En el siglo de Pericles, los sofistas trataron de dar respuesta a la demanda de adiestrar a la gente corriente ( especialmente, a los más jóvenes)  para aprender a convivir y participar en la vida democrática ateniense. Pero, como he dicho antes,  los sofistas solían ejercer tal función desde posicionamientos relativistas y, aunque esta orientación les llevara a afirmar que cada individuo tenía que estar inexorablemente determinado por la perspectiva colectiva de la mayoría, dentro de la particular circunstancia temporal de una cultura, sin embargo, este condicionamiento sociológico también era convencional,  voluble y cambiante. Los sofistas prometían proporcionar mediante su adiestramiento educacional las competencias ( aquellas destrezas más útiles y valiosas) necesarias para poder alcanzar el máximo triunfo social al individuo. Era una propuesta tentadora por cuanto que el éxito que sus enseñanzas prometían se cifraba en la riqueza, el disfrute del máximo bienestar, el prestigio y, sobre todo, el poder o influencia social. Pues, bien, contrariamente al relativismo sofista, la educación verdaderamente útil al hombre, según Platón, no busca en lo colectivo ( la "res publica") la satisfacción de los deseos individuales de placer ni de dominación. El fin de la educación pasa por acondicionar a los individuos para que cada cual, según la medida de sus capacidades, contribuya a una sociedad a la altura de la dignidad humana, es decir, una sociedad justa en la que todos los seres humanos puedan desarrollar sus mejores potencialidades  ( ciertamente, uno de los aspectos más siniestros de Platón es que limite las posibilidades creativas humanas por un modelo de sociedad cerrada a toda evolución, rígidamente jerárquica y estratificada en las tres clases sociales de los productores, los guardianes y los sabios-gobernantes). Tampoco se debe olvidar que Platón no encierra el sentido de la vida en el cumplimiento de una función social. Aunque el hombre necesita vivir en sociedad, su destino está proyectado hacia un fin ultimo y trascendente que impulsa a buscar la sabiduría y la virtud con objeto de liberar el alma espiritual respecto del mundo terrenal
  •  En segundo lugar, hay que recordar también que los prisioneros no son absolutamente ignorantes, sus mentes no son "tabuae rasae", sino que están provistas de multitud de opiniones adquiridas por la interacción social o por la percepción sensible. Ellos tienen, no obstante, una conciencia inadecuada - invertida - sobre el mundo real. Según Platón, lo que ellos requieren no es más instrucción, sino un método práctico que les despierte su innata capacidad para pensar por sí mismos ( " que se le fuerce de repente a levantarse, a volver la cabeza, a marchar y mirar del lado de la luz")  y orientar correctamente su acción en el mundo de acuerdo con las ideas captadas por el pensamiento racional . Esta es la función que Platón asigna a la dialéctica, más en concreto, a la práctica filosófica. Por tanto, y esto es el punto central de la parte narrativa del mito, uno de los propósitos de Platón era resaltar la importancia educativa de la filosofía como un diálogo reflexivo y colaborativo que posibilita un contacto profundo con el ser, una vida más lúcida y el crecimiento de la conciencia a fin no sólo de comprender el sentido de la realidad sino, sobre todo, para progresar en el mejoramiento de la vida y la sociedad humanas.

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