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lunes

Sófocles, Sócrates y la génesis de la conciencia ética en el mundo griego


Sócrates ( Atenas, 470 a 399 a.c.) fue ciertamente el padre de la ética, si por tal entendemos un pensamiento crítico que persigue el conocimiento de lo que posee validez universal para la vida humana. 

Digo que fue el padre del pensamiento ético, además, porque operó una revolución en la mentalidad del mundo griego: aquel descubrimiento revolucionario de Sócrates se convertiría, gracias sin duda a Platón, en uno de los principios fundamentales en los que se basa la historia de la civilización occidental. ¿ Qué principio era este?

El principio de la conciencia individual como el lugar de alumbramiento de la verdad universal. Los valores morales son el fruto de una búsqueda en la que pueden implicarse todos los seres humanos.

Si Sócrates compartía con los sofistas la creencia en la educabilidad moral de todo ser humano, sin embargo, difería en la visión del sentido de esta educación. No se trataba de adiestrar a los individuos para participar en la vida política, proporcionándoles los conocimientos prácticos más útiles para triunfar socialmente y obtener el mayor beneficio particular.  El tener no era la medida del valor. El objetivo de la educación debía ser ayudar al hombre para encontrar por sí mismo, con ayuda del diálogo racional, aquel conocimiento capaz de dirigir correctamente su comportamiento y perfeccionar lo más íntimo y profundo de su ser , su alma, mediante la virtud moral. En la acción moralmente correcta encontraría el hombre sabio su justa recompensa, es decir, la felicidad.

Pues, bien, la herencia socrática se resume en creencias como las siguientes :

  • El fin de toda acción moralmente correcta es la perfección intrínseca que obtiene el sujeto moral : la virtud que es en sí misma buena.
  • Para obrar virtuosamente el hombre debe aprender a ser autónomo y gobernarse por sí mismo, mediante la conciencia racional.
  • La conciencia racional conoce lo que es verdaderamente bueno para el ser humano, a través de una ley que se impone universalmente, por encima de las propias tendencias del individuo, y que puede descubrirse a través de un diálogo que permita una comprensión intersubjetiva de lo moralmente bueno.
  • Esta comprensión de lo moralmente bueno coincide con la autoconciencia profunda que de su ser debe alcanzar cada hombre. " Conócete a tí mismo" era la máxima socrática que conducía a la exigencia de que el verdadero bien para el hombre era el cuidado de su alma, en detrimento incluso del cuerpo y las apariencias externas.
La génesis de la idea socrática de la conciencia racional como ámbito del conocimiento de lo universal

Sócrates habría cumplido aproximadamente veintiocho años cuando se estrenó en Atenas "Antígona", la tragedia escrita por Sófocles ( quien vivió desde comienzos del S.V hasta el año 406 ac). Esta obra fue estrenada en el año 442 a.c, y su éxito fue tan clamoroso que le siguieron treinta y dos representaciones ininterrumpidas

Podemos imaginarnos a Sócrates asistiendo a una de aquéllas representaciones y, por seguro, como espectador y partícipe de las conversaciones sobre la obra de Sófocles.

Antígona, hija de Edipo, es la protagonista de la tragedia ambientada en Tebas. Sus hermanos, Eteocles y Polinices, enfrentados por el trono de Tebas, murieron en la lucha. Su tío, Creonte, tomó el poder y, considerando a Polinices un traidor, ordenó que sus restos quedasen insepultos, como pasto de las alimañas del campo. Esto, desde el punto de vista de las creencias tradicionales, era un ultraje al difunto, pues suponía condenar su alma a vagar errática y desgraciada por la faz de la tierra. Antígona desobedecerá a Creonte dando sepultura a Polinices. Será detenida y conducida ante su tío, quien la condenará a morir encerrada dentro de una cueva.

La tragedia representa un conflicto de múltiples dimensiones, no sólo es el conflicto entre las leyes humanas y las leyes sagradas , sino también entre sexos, generaciones, entre el individuo y el poder, etc. Yo me voy a centrar en la primera forma mencionada de conflicto: Creonte representa la ley escrita, Antígona, la ley divina manifestada en la tradición religiosa. El "nomos", la ley promulgada por la voluntad humana, en este caso, Creonte, se sostiene en el supremo poder que tiene el gobernante sobre la vida y destino de la gente. El nomos es creación de la voluntad humana, pero la de Creonte es una voluntad tiránica, aunque se presente también como una marioneta del orgullo y la ira. Su sobrina también está sobrada de orgullo, pero de forma diferente, porque, en el caso de Creonte, es el orgullo lo que le lleva al abuso de poder, rompiendo con la tradición.

En cambio, Antígona se presenta como la mujer valiente que se rebela contra el despotismo del tirano en nombre de leyes eternas e inmutables de los dioses. Son aquellas con las que se puede identificar la tradición , pues " su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron". Así, pues, la desobediencia de Antígona es un acto de rebeldía contra el nomos que violenta el orden sagrado e inmutable de la tradición con la cual se había identificado, espontánea e ingenuamente hasta entonces, el pueblo griego. No resulta difícil notar en esta tragedia uno de los debates predilectos para los sofistas: el relativismo de las leyes y las costumbres de una sociedad. Ciertamente, no todos los sofistas extraían las implicaciones subversivas del relativismo moral, pero era obvio que, si los conceptos morales diferían según  la tradición cultural, también era comprensible que algunos individuos pudiesen tener diversas concepciones sobre lo justo y lo bueno .

Las consecuencias del relativismo moral eran inadmisibles para Sócrates, puesto que creía posible y necesaria la búsqueda de definiciones objetivas sobre los conceptos morales como base para el buen entendimiento común y la convivencia entre los miembros de la sociedad. Por ello Sócrates apreciaba la importancia del diálogo y de la función del lenguaje como vehículos del conocimiento objetivo. Lenguaje y diálogo eran los medios con los que podía contar el pensamiento racional; y éste siempre tiene un sujeto y, gracias a las interacciones comunicativas, pasa a través de los sujetos. Si no gusta hablar de "sujetos" ni "conciencia" porque parezca un anacronismo moderno, digamos " psique" o "razón"

Creo que el descubrimiento socrático de la conciencia individual como ámbito en el que se alumbra el conocimiento de lo universal se encuentra estrechamente vinculado con este conflicto entre la tradición portadora de los valores arcaicos del mundo griego y la conciencia incipiente de la diversidad y particularidad de los valores culturales. Conflicto que en la tragedia de Antígona se presenta como una confrontación de dos formas antitéticas de conciencia:

  • La conciencia de un sujeto que se cree con poder para hacer pasar por justa la ley creada por una voluntad diversa o contraria a la tradición. Pero, aunque poderosa, se trata de una voluntad humana y, por tanto, sus dictados son siempre particulares y relativos. Esto podría ser representado por Creonte.
  • La conciencia indignada de quien se niega a acatar como justa cualquier cosa que proceda de la decisión de quien tiene autoridad para convertir en ley su voluntad, al margen e, incluso, en contradicción con un orden normativo que trascienda a los individuos.
La postura socrática llevaría a afirmar en la particularidad de cada individuo la existencia de la capacidad racional para llegar a conocer por sí mismo una ley moral de validez universal. Tal conocimiento ya no necesitaría buscar su justificación en la tradición sino que precisaría de un método adecuado para que todas las personas pudiesen cooperar en su búsqueda. Ese método era el diálogo socrático, la mayéutica.

Sócrates fue la conciencia crítica de su tiempo y su mundo social, por lo cual podemos atribuirle cierta paternidad sobre la ética. Sócrates no sólo defendía la idea de que para obrar bien el hombre debía gobernarse mediante el conocimiento racional, sino que, en mi opinión, puso a la razón por encima de la tradición y de cualquier otra forma de poder social, como suprema instancia crítica para discernir entre lo justo y lo injusto.

La vida de Sócrates es prueba palpable de ello. Recordemos, por ejemplo, cuando Pericles, decidido a convertir a Atenas en lider indiscutible, convenció a la asamblea de la necesidad de prepararse para una guerra contra Esparta, dado que la victoria parecía segura. Todos los atenienses apoyaron el plan de Pericles, quien dijo: "La mayor gloria se logra superando los mayores peligros". Los atenienses estaban convencidos de su ventaja ante su mayor rival, Esparta. Pero hubo un disidente, un individuo solo, pero con el valor suficiente para oponerse a la belicosa mayoría: era Sócrates. Como puede contrastarse a través del comentario que aparece en el siguiente vídeo: "entre la multitud se encontraba un hombre que rechazaba asumir cualquier cosa, un hombre único en la sociedad ateniense. Un hombre llamado "Sócrates"...Sócrates caminaba descalzo por las calles de Atenas, vestido con una túnica sucia. No le preocupaba su aspecto ni ninguna otra convención de la época. Sócrates se pasaba el día conversando, caminando por las calles de Atenas, hablando y debatiendo con cualquiera que se encontrara. Con unas ciento cincuenta mil personas aglomeradas tras los muros de Atenas, estaba en su elemento... Sócrates se pasaba la vida cuestionando las creencias que sus conciudadanos atenienses tenían respecto a sus vidas, sus ideas sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre lo bueno y lo malo. Y le encantaba poner las convenciones boca abajo. "







2 comentarios:

  1. Me encantó tu síntesis, me orienta mucho para iniciar mis andanzas por la filosofía antigua! Gracias

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  2. Excelente artículo, brinda un panorama amplio y transparente que ayuda mucho a la comprensión del gran padre de la ética griega. Muchas gracias.

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